Sé que un día llegué a París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado, haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven. Sé que salías de un café de la rue du Cherche-Midi y que nos hablamos. Esa tarde todo anduvo mal, porque mis costumbres argentinas me prohibían cruzar continuamente de una vereda a otra para mirar las cosas más insignificantes en las vitrinas apenas iluminadas de unas calles que ya no recuerdo. Entonces te seguía de mala gana, encontrándote petulante y malcriado, hasta que te cansaste de no estar cansado y nos metímos en un café del Boul Mich y de golpe, entre dos cafes, me contaste un gran pedazo de tu vida.
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Oh! Acaso encontraste algún amor en París??
ResponderEliminarUn pedazo de alma se convirtió en tuyo después de una charla en uno de esos cafés donde las tardes son eternas???
Saludos!!!